Nos hemos puesto alguna vez a pensar como me estoy conduciendo en la vida, que posición tengo ante tal tema, ante una situación x, soy acaso el individuo que no quiere tener problemas con nadie y que sigue la corriente a todo. O seré el desenfadado que todo es extremo para él, o es blanco o es negro, frío o caliente. Lo cierto es que no hay que irnos por los extremos. Tenemos la obligación de ser independientes pero a la vez muy adaptados a la sociedad y comprender cuales son nuestros deberes y nuestros derechos. Tenemos que encaminar nuestras vidas desde que maduramos, mas aún cuando formamos una familia y de nosotros depende gente. No hay que dejar que la vida se nos pase por encima ahora mas que nunca, ya que vivimos en una sociedad cada vez mas permisiva y competitiva. Estamos capacitados para ser seres que pueden vencer el temor y la inseguridad.

El pesimista se parece a un hombre que observa con temor y tristeza como su almanaque, colgado en la pared y del que a diario arranca una hoja, a medida que transcurren los días se va reduciendo cada vez más. Mientras que la persona que ataca los problemas de la vida activamente es como un hombre que arranca sucesivamente las hojas del calendario de su vida y las va archivando cuidadosamente junto a los que le precedieron, después de haber escrito unas cuantas notas al dorso. Y así refleja con orgullo y goce toda la riqueza que contienen estas notas, a lo largo de la vida que ya ha vivido plenamente.

Ese es el objetivo de la vida, Dios nos ha dado esa capacidad para vencer toda adversidad, sortear y enfrentar todos los obstáculos que se presentan durante toda ella. Y eso justamente porque en la vida todo tiene un sentido, nada pasa por casualidad, si sufrimos siempre es por algo, es una oportunidad enviada del cielo para hacernos mas fuertes, para hacernos mejores. Una persona que le da un sentido a su vida, un “por qué vivir” que trascienda lo puramente terrenal, es significativamente mas feliz que una persona que piense que aquí abajo termina todo, porque vivirá con esperanza, con ilusión del premio que recibirá, vivirá despegado de los bienes de la tierra, porque sabe que lo que hace tiene un sentido, tiene una misión que va mas allá de ganar mas dinero, de sentirse cómodo acá en la tierra y sabe que eso a la postre es lo único realmente importante en su vida, y sabrá enfocar ésta hacia esa dirección.