Llegar al matrimonio es algo muy esperado cuando estamos "enamorados", no me refiero a amar a nuestra pareja, de vivir con ella toda una vida hasta que la muerte los separe. Si no de la pasión que está llena de hormonas y de procesos bioquímicos que nos hacer perder el control y vivir flotando por los aires, haciendo gala de toda la letra de la canción de Raphael "Estar enamorado es.." Los años que vienen después de la boda hacen de nosotros unos seres muy diferentes a como éramos antes de ella. Por qué? Es obvio que la rutina, la presión económica, los hijos y la misma convivencia nos jueguen una mala pasada, y si a es agregamos que cambiamos de manera abrupta nuestra figura, peor aún. Es muy dificil sobrellevar todo ok., pero no imposible. No podemos de cambiar de pareja como lo hacemos de zapatos o de ropa interior, tenemos que ser concientes que algo hay que hacer para sobrellevar la relación con gusto y mucha consideración. Para lograr ésto hay que tener buen ánimo para todo, controlar nuestro temperamento y saber que decir y hacer en el momento indicado. La confianza con la otra persona empeora esto. El error es dejar de deslumbrar a la pareja de vez en cuando, los detalles y sorpresas ayudan mucho. Una acción tuya salida de la rutina puede terminar en un "nuevo idilio" pero con tu pareja.

Hay que tener en cuenta para sobrellevar los estados de ánimo en el matrimonio, pero que también se pueden aplicar para aquellos que estén de enamorados.
Los estados de animo reflejan como está nuestra afectividad, provocan que veamos las cosas de una manera subjetiva, positiva o negativamente. Por el contrario, la inteligencia ve la realidad de forma objetiva .
Saber que en el matrimonio ocurre algo similar a los ciclos de la luz sobre el planeta Tierra puede ayudar a discernir sobre el papel de la afectividad en las relaciones conyugales. La luz del sol sobre la tierra admite muchas tonalidades: amanecer, mediodía, crepúsculo, anochecer… La luz del sol se da siempre, la luz depende de la Tierra.
Los estados de animo son las distintas posiciones de la tierra, el sol está siempre ahí. Con los cambios de los estados de animo cambia nuestra percepción del amor, del otro, lo cual no significa que no haya sol. Somos así. Y así, cuando anochezca habrá que procurar pasar la noche y esperar a que salga el sol ¡que siempre sale! Resulta muy importante nunca tomar decisiones conyugales en función del estado de animo.