Paciencia y serenidad: Muy difíciles de tener

Publicado por GRUPO LOBO | Etiquetas: , | Posted On sábado, 1 de marzo de 2008 at sábado, marzo 01, 2008


El mundo de hoy en día se mueve muy rápido y nos hace cómplices muchas veces del trajinar autómata en el trabajo y en nuestra vida diaria. Somos esclavos del tiempo y todo lo hacemos corriendo. Por otro lado también esperamos que los otros actúen como nosotros, de la misma forma y que piensen también de igual o semejante forma. Además casi siempre queremos que todo nos salga bien, todo lo que planeamos realizar durante el día también deben de concretarse.

El valor de la serenidad nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los problemas.

Cuando las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la serenidad podría dejarse sólo para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos.

La serenidad no se da con el simple deseo, si así fuera, no tendríamos tiempo de sentirnos intranquilos o desesperados. Usualmente reaccionamos y actuamos por impulsos, privando a nuestra inteligencia de la oportunidad de conocer y dilucidar todas las aristas del problema.

La verdad que a título personal experimentaba mucha impaciencia más antes que ahora. Una amiga me hizo ver que no iría así a ninguna parte, que debería de cambiar mi actitud por mi salud sobre todo, ella me invitó a consultarle a un especialista. Así fue y un amigo psicólogo me recomendó algunas cositas:

1) Evitar “encerrarse” en sí mismo: Encontramos mejores soluciones cuando buscamos el apoyo y el consejo de aquellas personas que gozan de nuestra confianza (los padres, un buen amigo, algún director espiritual, un profesor, etc.) , porque sabemos de antemano que su opinión estará siempre de acuerdo a la razón, la verdad y la justicia.

2) Concentrarse en una labor o actividad: Parece contradictorio pensar en mantener la atención rodeados de tanta tensión y preocupación, pero es posible salir de ese estado encaminando nuestros esfuerzos a realizar nuestras labores con la mayor perfección posible. Lo que necesitamos es liberar nuestra mente, salir del círculo vicioso y estar en condiciones de analizar las cosas con calma. No existe mejor distracción que el propio trabajo y la actividad productiva.

3) Gozar de la alegría ajena: Normalmente las personas que nos rodean se percatan de nuestro estado de ánimo. ¿Por qué volvernos chocantes y agresivos? Los hijos, el cónyuge, los compañeros de trabajo no tienen la culpa, tampoco son indolentes a nuestro sentir, simplemente intentan hacernos pasar un momento agradable, no debemos alejarnos, ni rechazar estas pequeñas luces que iluminan nuestro día. Escucha las anécdotas, sonríe, ayuda a tus hijos a hacer la tarea…

4) Cuidarnos físicamente: Parece elemental y obvia esta observación, pero hay personas que se sienten afectadas de tal modo que dejan de comer y dormir por sus preocupaciones. Todos sabemos que las personas se vuelven más irritables ante la falta de alimento y descanso, por lo tanto, este descuido merma nuestra capacidad de análisis y decisión.

La serenidad hace a la persona más dueña de sus emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarse, sino para soportar y afrontar la adversidad sin afectar el trato y las relaciones con sus semejantes.

A veces estamos frente a situaciones de pánico colectivo y de emergencia. Es bueno estar sereno y no dejarse llevar por el momento, ser juicioso y tener mucha paciencia con el prójimo te mantiene tranquilo para poder realizar cualquier acción y tomar una excelente decisión.

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