Ser un buen papá: Un poco de Psicología infantil

Publicado por GRUPO LOBO | Etiquetas: , , | Posted On miércoles, 31 de octubre de 2007 at miércoles, octubre 31, 2007

El conocimiento de la Psicología Infantil es actualmente imprescindible tanto para maestros, formadores, padres y público en general que, por su labor, tienen que tratar este difícil período de desarrollo para lograr la corrección de hábitos e impulsos que en esta temprana edad pueden corregirse perfectamente.

Algunos de los padres de familia, educan a sus hijos teniendo la premisa y el pàradigma de como ellos fueron criados por sus papás. No nos ponemos a pensar que los tiempos han cambiado y la manera de pensar y razonar de un muchachito de ahora es completamente diferente a los niños de antaño. Esto es un obstáculo para "comprender" y "entender" a nuetros hijos. Ponerse al nivel de ellos sería lo ideal, sin descuidar llegar al extremo de "igualarnos" queriendo ser amigos de ellos para todo. Deberán saber ellos siempre que nosotros somos los papás y ellos los hijos y merecen siempre estar subordinados ante nuestras directivas.

La presencia en nuestra infancia de un buen padre hace una diferencia fundamental. Cuando el padre se comporta como debe, el niño se siente fuerte y protegido, tiene un pilar en el que apoyarse, en el que encuentra fuerza, apoyo y, también, disciplina y reglas de conducta. Ser un buen padre no es un trabajo con horas fijas, sino que es una vocación de vida a la que debemos aplicarnos con toda alegría, pese a que sepamos que bien puede ser que nunca nadie nos agradezca nuestros esfuerzos.

Pequeños dictadores

Si bien es cierto que el buen padre ama a sus hijos por sobre todas las cosas, no es menos cierto que no por ello le permitirá hacer cualquier cosa. Hoy en día, por el trabajo de los padres, también por tener muy pocos hijos o solo uno, tomamos una actitud equivocada con nuestros hijos: Creemos que debemos ganárnos el cariño de ellos, debemos de realizar méritos para que nos quieran. Eso está bien, pero llegamos a extremos de aceptar manipulaciones y creamos sin querer, pequeños dictadores. Esta situación puede agravarse si es que el hijo tiene padres separados o divorciados., En este caso el problema es peor porque ha veces estamos en plena competencia con nuestra ex pareja para agradar al niño (mimos, regalos, obsequios, juguetes, golosinas, aceptamos berrinches, pataletas y demas), lo que conseguimos con esto es mal educar a nuestro hijo y agrabar la situación disminuída pre existente como es el tener padres divorciados.

Algunos tips
No dar falsas recompensas por acciones que en realidad son parte de las obligaciones del niño. De esta forma enseñará lo que es la responsabilidad y que no se puede esperar una recompensa cada vez que uno hace algo que le corresponde hacer o que hace por ser una buena acción.

El buen padre es también un buen disciplinador, que utiliza el amor para marcar conductas erróneas y castiga cuando debe. Sin embargo, lo hace usando la palabra y manteniendo la conducta correcta, dando el ejemplo, sin nunca usar la violencia física, de ninguna forma.

El buen padre sabe que nadie es perfecto y que a los hijos se le debe permitir cometer errores, que estos mismos errores les ayudarán a crecer como personas y a desarrollarse con una mente y una vida propias.

Aprender a aceptarlo como es. Un buen padre mantiene la mente abierta para aceptar que su hijo no es igual a él, y que los tiempos cambian y junto con ellos cambian las modas, la ropa, la música, los sueños y aspiraciones. Acepta esto y no trata de que su hijo sea igual a él o se atenga a un standard de aceptabilidad nacido en su propia juventud y lo que era aceptado en ese momento.

Valorar la cosas por su real valía. Nunca un buen padre permitirá que sus hijos piense que tienen asegurado todo, siempre tratara de inculcar el valor de los objetos y de cuánto debemos apreciar lo que tenemos y lo difícil que es de conseguir. Les enseñará también el valor del dinero y cuánto hay que trabajar para ganarlo, para que aprendan a no desperdiciarlo y ano pensar que su padre es una máquina de hacer dinero. Inculquemos en ellos, buenos valores.

Compartir el tiempo con ellos. El mayor placer de ser padre es pasar tiempo con los hijos, no solo para las actividades serias e importantes, sino también para divertirse juntos., ir al cine, jugar, pasear o ir al parque. De ninguna forma debemos privarnos de este placer que además es altamente beneficioso para el niño. Calidad más que cantidad.

Un buen padre guía más con el ejemplo que con las palabras o las órdenes. El viejo dicho “Haz lo que yo diga pero no lo que yo hago” no debe aplicarse de ninguna forma en esta situación. Se comportará exactamente de la forma que espera que se comporten sus hijos, ya sea cuando se relacionan con otro miembro de la familia o cuando actúan en sociedad. Por supuesto, esto incluye a los vicios como fumar o beber.
Y no se muestra avergonzado de sus sentimientos, demostrándolos siempre que puede, hacia su esposa y hacia sus hijos. No hay mejor forma de enseñar a ser afectuoso que siendo afectuoso uno mismo.

Ponerles desafíos y metas. También debe desafiar a sus hijos, para lograr que saquen lo mejor de sí mismos, darle pruebas que los ayuden a crecer como seres humanos y que viven en sociedad, permitiéndoles espacio para que enfrenten sus propios problemas y los resuelvan como mejor les parezca.

Finalmente, siempre mostrará su amor incondicional por su esposa e hijos. Esta es su mayor cualidad. No importa lo que haga y cuánto pueda eso no gustarle a su hijo, éste debe saber que lo hace por su bien y porque realmente lo ama por sobre todas las cosas. En conclusión, hay pocas cosas tan valiosas como un buen padre, por lo que debemos tratar de ser tan buenos como podamos.

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